¿Por qué es tan difícil ver tus vidas pasadas?

BERNARDO TAHAN GÓMEZ

No te voy a engañar, nunca lo haría. Ver tus vidas pasadas no es para todos, aunque  casi todos podrían verlas. Sé que suena contradictorio pero voy a explicarme. Todos tenemos potencialmente la posibilidad de ver nuestras vidas anteriores, pero en el fondo se requieren una serie de circunstancias muy especiales para poder romper las barreras que nos impiden verlas y así lograrlo. En primer lugar, se requiere una intención fuerte de tratar de hacerlo. La vida moderna nos distrae con miles de cosas, materiales, superficiales, problemas reales de la vida diaria, problemas laborales, familiares, económicos, que no tenemos tiempo para nosotros mismos; para explorar lo que sentimos; nuestro interior; nuestro verdadero universo. Toda la fuente de alegrías, tristezas, miedos, esperanza, rabia, compasión se encuentra dentro de nosotros mismos. En ese rincón olvidado, desconocido, afectado por nuestras indiferencia que se llama alma. Ese es un primer elemento poderoso que nos impide ver hacia dentro: las irresistibles atracciones y distracciones de la vida moderna, que desde el punto de vista espiritual sólo nos hacen perder tiempo. Como decía Siddharta Gautama, el Buda, estamos dormidos. En un sueño profundo y no queremos o podemos despertar.  Entonces, el primer elemento es la fuerte distracción del mundo exterior, que nos impide ver hacia dentro. 

El segundo elemento, es el habernos acostumbrado al dolor. Esta vida, desde el punto de vista interno, de nuestra alma, es un sufrimiento, pero no tanto por los aspectos externos, sino por la indiferencia que mostramos hacia nuestra vida espiritual o mundo interno. Es una caverna oscura, desconocida y llena de emociones dolorosas, tristes y agobiantes con las cuales nos hemos acostumbrado a convivir, a aceptarlas y domesticarlas, con ritos como las distracciones mundanas, acciones positivas como el ejercicio físico, o el trabajo, acciones altruistas como el afecto a nuestra familia. Hacemos de todo para escapar del dolor interno. Sonreímos a los demás, tratamos de ser lo mejor posible, pero  ¿sabes? como digo en la primera línea de mi libro "Tus vidas pasadas están presentes"; "SE QUE TE SIENTES MAL, TE SIENTES MAL TODO EL TIEMPO..."

Entonces, nos hemos acostumbrado al dolor interno. A la ansiedad, al miedo por tonterías, por cosas que nunca pasan, a la rabia por gestos insignificantes de los demás. A la preocupación absurda por todo. Es como si nacieramos con dos kilos de peso en la nuca. Después de tantos años viviendo con ese peso, te acostumbras a caminar, a vivir con él. 

El tercer elemento es que las vidas pasadas no se ven en un día, ni en tres, ni en una semana. Al menos en mi caso no fue así. Requiere un compromiso en el tiempo. Es una carrera a distancia. Todo lo queremos rápido, no tenemos tiempo que perder, ni siquiera para conocernos, para nosotros mismos. Tenemos tiempo que dedicar a todo, pero no para vernos por dentro. Si esperas ver tus vidas pasadas con una simple regresión, creo que te llevarás una desilusión. Ese canal debe abrirse y no se abre en un día. Es un trabajo que lleva tiempo. A mí me llevó un mes, luego de hacer auto regresiones todas las noches, para ver mi primera vida pasada. A partir de allí, realicé un maravilloso y emocionante trabajo durante un año, para poder ver la mayor parte de mis vidas pasadas. Recuerda que hemos vivido cientos de años, y cada vida deja sus cicatrices en nuestra alma. ¿ Crees sinceramente que el dolor, experiencias fuertes, traumáticas de decenas de vidas, se pueden resolver en una sesión de una hora? En una sesión de una hora, si tienes suerte, lo que puedes es darte cuenta que SÍ existe la reencarnación, y eso te puede emocionar, estimular a que sigas explorándote por dentro. Pero para conocerte, para limpiar el espejo de tu alma, necesitas tiempo, dedicación, paciencia. La bella noticia, la mejor de todas, es que puedes hacerlo TÚ mismo. No necesitas de nadie más. Esto es maravilloso. 

El cuarto elemento, pero no por ello menos importante, es EL MIEDO. Tenemos pánico de hacernos una regresión y ver nuestras vidas pasadas, porque las experiencias dolorosas están inconscientes. Todos escapamos, corriendo, del dolor y es natural. Pero este miedo es una ilusión, es un espejismo. No tiene razón de ser. Yo me hice una autoregresión, todos los días, desde 1996 a 1997 y no me sucedió absolutamente nada. Es un falso miedo, porque cuando haces la regresión, ves toda la tragedia de tus vidas anteriores, donde no sólo has sufrido daño, sino que has causado dolor a otras personas, pero NO LO EXPERIMENTAS, no lo sientes en intensidad, no lo repites, no lo revives. Sólo lo ves, como una película. Si moriste de una puñalada, no vuelves a sentir la puñalada. Te puedes ver en el piso muriendo, pero no sientes el dolor físico que sentiste en ese momento. Lo ves desde arriba, pero no estás ahí.  Si moristes ahogado, no vuelves a sentir el sofocamiento. Puedes ver tu cuerpo flotando en el agua, pero no sientes que te estás ahogando. No sientes nada.  Sólo ves imagenes y no experimentas nada físico. Puedes recordar emociones, pero no sentirlas de nuevo. Tengo 27 años recordando mis vidas anteriores, porque ya no necesito hacerme regresión alguna, y JAMÁS, he tenido algún problema, incomodidad o sufrimiento por recodar lo que sea. Aunque te hayan quemado vivo en la inquisición, no sentirás dolor alguno en recordarlo. No sé como decírtelo más claro que eso. 

Para concluir, para ver tus vidas pasadas se deben conjugar la voluntad y deseo de superar estos cuatro elementos; superar las distracciones, dejar de acostrumbrarte al dolor, tener paciencia, y deja el miedo a tí mismo. 

Creo que ver mis vidas pasadas o procesos de reencarnación, desde el punto de vista espiritual, ha sido lo mejor que me ha pasado en esta vida. Se me abrió un mundo de conciencia y contemplación de la vida, que no he tenido en ninguna de mis vidas anteriores, donde simplemente he sido un estúpido, ciego y adormentado caminante, dando tumbos de error tras error con todos mis semejantes.